Autores:
Dra. C. Magaly
E. Fuentes Parra.
Prof. Titular. Universidad Médica de la Habana.
MSc.
Iván Elías Fuentes Parra.
Prof. Asistente. Universidad del Deporte “Manuel Fajardo.
Prof.
Yoana Coromoto Rojas Segura. Universidad Pedagógica experimental Libertador. Venezuela.
RESUMEN
En este estudio se demuestra la importancia del
diagnóstico del temperamento de los deportistas para el mejor control,
regulación y evaluación de su
desempeño y con ello el logro de un
mayor rendimiento deportivo.
La preparación psicológica de los deportistas es uno de los
aspectos más importante en la formación de los mismos.
Se ha comprobado que muchos atletas con óptima
preparación física y técnica no han llegado a escalar el podio, porque en la
competencia les ha faltado concentración de la atención, seguridad en sus
fortalezas, o el dinamismo psíquico
necesario para efectuar con éxito una determinada acción técnico-táctica;
causas, entre otras, atribuidas a dificultades en el comportamiento
psicodinámico o temperamental.
Palabras claves.
Entrenamiento deportivo. Personalidad del atleta.
Temperamento.
La influencia del temperamento en la
ejecución de las acciones técnico-tácticas
Según
D. Harre, la técnica es un sistema especializado de movimientos, orientado
hacia una organización racional de interacción de las fuerzas internas y
externas, con el objetivo de que el atleta aproveche, estas fuerzas para
alcanzar altos resultados deportivos (14),
mientras que Dzhangarov y A. Z. Puni son del criterio de que la táctica
consiste en el empleo de conocimientos, habilidades y hábitos adquiridos, que
permiten el desempeño de las posibilidades físicas, psíquicas y técnicas para
vencer la oposición de los contrarios durante la lucha deportiva. (4). El primero nos da como concepto
que “la táctica es la actividad dirigida hacia el éxito óptimo que se debe
ejecutar con los conocimientos tácticos, habilidades técnicas, facultad
condicional, rapidez y otros componentes”. (8)
M. del Pino y G. Saba, han comprobado
que la táctica de combate tiene relación con la decisión, la concentración de
la atención y la seguridad en sí mismo, y, por tanto, estas cuestiones influyen
en el desempeño del luchador. (3)
En todos los deportes el atleta debe
tener conocimientos deportivos generales y especiales que le permitan crear la
base del aprendizaje en las acciones tácticas y de habilidades, lo cual
constituye, a su vez, un pensamiento productivo y creador.
El atleta debe tener conocimiento del
reglamento de la competencia, de su organización y conducción, para utilizarlas
como un medio táctico. El sistema de competencia, con sus variantes, deben ser
dominados por el atleta; a través de estos el deportista puede trazar, junto a
su entrenador, un plan táctico.
En los deportes por parejas, el
conocimiento del contrario y sus características, le facilita seleccionar qué
tipo de táctica empleará para vencer al adversario, y conocer la interacción
entre la técnica y la táctica, sus condiciones físicas, temperamento y
cualidades volitivas, para el mejor empleo de sus capacidades físicas e
intelectuales.
Pongamos un ejemplo de cómo se
manifiesta en la lucha libre algunas de las propiedades que determinan el
comportamiento temperamental:
La táctica de las combinaciones es el
paso de una acción a otra, cuando existe una defensa por parte del contrario.
En este tipo de acción se pone de manifiesto el dinamismo psíquico (propiedad
del sistema nervioso central), lo que facilita la elaboración de una respuesta
rápida. La movilidad de los procesos nerviosos que facilita la formación y
transformación de nuevas conexiones en los estados de excitación e inhibición,
permite pasar de una acción técnica que se estaba ejecutando a la nueva; esta
es otra de las manifestaciones que se observa en este deporte.
Si analizamos detenidamente los
conceptos de técnica y táctica, y tenemos en cuenta los argumentos anteriores,
se puede corroborar el criterio de M. E. Fuentes en su concepto de
temperamento, donde plantea que este puede expresarse a través de las
habilidades; en este caso particular, las motrices-deportivas. Por ejemplo, en
la lucha, el principio de la uniformidad desempeña un papel importante para el
comportamiento de la táctica. El luchador debe actuar con gran economía de
esfuerzo cuando mantiene un ritmo de combate continuo, no se debe dejar influir
por la táctica del contrario, ni renunciar al ritmo de combate que se ha
impuesto. En este tipo de lucha se condicionan la técnica y la táctica. Aquí se
pone de manifiesto una serie de cualidades temperamentales esenciales para
el éxito de esas acciones, como la perseverancia, el autocontrol, la seguridad
en sí mismo, la estabilidad emocional, la reacción rápida ante los sucesos
imprevistos o desagradables. Estas cualidades psicodinámicas, que son
características de la combinación temperamental sanguíneo-flemática, permiten
la elección de acciones y maniobras tácticas más favorables en un determinado
período de tiempo.
Durante los ataques continuos, el
atleta debe mantener la perseverancia, y seleccionar bien la técnica y la
táctica para no ejecutar movimientos falsos o innecesarios que le hagan perder
el control sobre el contrario. El autocontrol y la seguridad en sí mismo son
cualidades importantes en este tipo de deporte, por sus características, la
intensidad de los combates, la exigencia del reglamento, la poca recuperación
entre los tiempos de combate, y, por otro lado, si el atleta no tiene una
preparación óptima, puede llegar a perder estas cualidades, por lo cual es
necesario mantener la ecuanimidad durante el desarrollo del encuentro.
Resultados
de algunos estudios relacionados con la actividad psicodinámica de atletas de
diferentes deportes
Los
investigadores V. M. Volkov y V. P. Filin demostraron que las particularidades
psicológicas individuales determinan los progresos en la enseñanza del
individuo, argumento convincente para subrayar el papel protagónico de las
peculiaridades psicodinámicas en el proceso pedagógico-deportivo. (14)
B. A. Viatkin y A. Z. Puni
comprobaron, en condiciones experimentales, la correlación entre el modo de
manifestación y la dinámica de algunas características del estado de
predisposición psíquica y tipológica nerviosa del deportista. (11)
También podemos señalar los trabajos
de A. N. Kapustin, desarrollados con gimnastas, con los cuales demostró que
cualidades del temperamento, como la reacción y la excitabilidad, influyen de
forma diferente en la dinámica de la concentración de la atención durante la
competencia, a como lo hacen en el entrenamiento; sin embargo, encontró que la
propiedad rigidez se manifiesta igual en ambos períodos. (12)
B. A. Viatkin comprobó que el
temperamento determina la efectividad de la influencia de la motivación en el
deporte. (13)
B. I. Yakubchik y V. P. Marlinkin
demostraron que los deportistas que presentan en su tipo de sistema nervioso
características de inerte, compensan las insuficiencias de rapidez de cambio de
la atención cuando varía la situación, haciendo una valoración exacta de los
mismos indicios de cambio de la situación en el futuro inmediato. (12)
Estos investigadores también
constataron que los deportistas en los que predomina la movilidad de los
procesos nerviosos tienen una tendencia a los movimientos superfluos
(innecesarios) y a la variación rápida de la táctica.
En 1967, S. L. Rubinstein hizo
referencia a la relación de las características psíquicas del temperamento con
las características físicas del organismo, y compartió el criterio de A. G.
Kovalev de que el temperamento se manifiesta en los procesos emocionales,
intelectuales y volitivos. (9)
En 1969, A. Puni explica cómo
se manifiesta la atención en el corredor de fondo. Hace referencia a uno de sus
experimentos donde evidencia la relación entre las diferencias psicológicas
individuales de esgrimistas con las peculiaridades de sus tipos de actividad
nerviosa superior, las cuales, según él, destacan las especificidades del
carácter y del temperamento de cada uno de ellos, lo que puede facilitar el
logro de una alta maestría deportiva; razón por la cual el entrenador debe
tenerlas en cuenta para la elaboración del plan individual del entrenamiento
del deportista. (11)
Estos criterios de Puni fueron apoyados
por B. M. Teplov y V. D. Nebilisin, en 1977, cuando desarrollaban la doctrina
de Pavlov, y fueron ampliamente corroborados e ilustrados por A. V. Rodionov,
en 1978, en su libro Psicología del entrenamiento deportivo; y, en 1983,
V. M. Volkov y V. P. Filin la retoman en Selección deportiva. (14)
En 1974, F. Mahlo ofrece su
consideración acerca de la acción táctica, la cual relaciona con las acciones y
reacciones de los adversarios, aspectos dependientes de la dinámica psíquica
con que los atletas la ejecutan. (10)
En 1975, el cubano F. García Ucha, en
investigaciones con corredores de distancias cortas, demuestra la necesidad de
conocer las características temperamentales individuales de los atletas de esta
modalidad, para la planificación del entrenamiento de arrancada. En ese mismo
estudio se refiere al tiempo de reacción, y a algunos de los factores de los
cuales depende la orientación de la atención. Al respecto señala: “las
características del temperamento del atleta que reflejan las propiedades de la
actividad nerviosa superior, la fuerza de los procesos nerviosos, su equilibrio
y movilidad, juegan un rol determinante en las reacciones. Hay tres factores
que parecen estar comprendidos en el temperamento, uno de ellos es el de la
excitabilidad o reactividad psíquica: se trata de la rapidez y la fuerza de las
reacciones; por otra parte, de la sensibilidad a las excitaciones (algunas
personas son más rápidamente impresionables que otras)”. (6)
B. M. Teplov y V. D. Nebilisin, en
1977, retoman los criterios de Puni acerca de la relación entre las diferencias
psicológicas individuales de esgrimistas con las peculiaridades de sus
tipos de actividad nerviosa superior, cuando desarrollaban la teoría de
Pavlov, y fueron ampliamente corroborados e ilustrados por A. V. Radionov,
en 1978, en su libro Psicología del entrenamiento deportivo. Posteriormente,
V. M. Volkov y V. P. Filin la retoman en Selección deportiva, en 1983,
cuando plantean, además, que las particularidades psicológicas individuales de
los niños determinan los progresos en la enseñanza.
En 1978, F. García Ucha y C.
F. Martínez, también cubano, en las recomendaciones de un estudio realizado con
corredores de distancias largas, plantean la necesidad de que los atletas
corredores de fondo tengan un alto desarrollo de la resistencia psíquica, la
cual es definida por Kunath, en 1972. Según este investigador, entre sus
componentes están las capacidades intelectuales, sensoriales, volitivas y el
temperamento. (6)
Parece que 1980 fue un año muy fructífero
para los estudiosos del temperamento, pues en la literatura, entre otros
aportes, se registran los siguientes:
• M. S. Zakharov, en un análisis de las interconexiones entre los
índices de la capacidad de trabajo físico y de las particularidades del temperamento,
encontró estrecha relación. (7)
• E. P. Volkov, S. N. Fil y Y. V. Bliznyuk trabajaron en la
optimización del entrenamiento de los jóvenes atletas, mediante la valoración
de las peculiaridades de su sistema nervioso y el empleo de métodos psicopedagógicos
compatibles con estas características, y señalan que hay que tener en cuenta el
tipo de sistema nervioso para la selección de los métodos de enseñanza que se
ajusten más a cada atleta. (15)
• E. P. Ilyin llevó a cabo estudios metodológicos más amplios sobre
las implicaciones del temperamento en las características y efectividad del
comportamiento de los atletas, al relacionar los aspectos tipificadores del
temperamento con diferentes características y respuestas psicológicas de los
deportistas. (7)
• A. D. Ganyyushkin, M. V. Pristavkina y L. Dimitrienkova, en
investigaciones realizadas con gimnastas, encontraron relación positiva entre
la fuerza de la excitación y el rango de aspiración de los atletas para
competir. (1)
• Y. Y. Palaima, al investigar los factores que intervienen en la
motivación para alcanzar el éxito en atletas en vísperas de la competencia,
encontró que la fuerza de excitación del sistema nervioso del deportista
contribuye a aumentar la motivación para obtener altos rendimientos. (5)
I. Cervera Aguiar investigó en treinta
y tres atletas de ambos sexos, en las categorías de once a doce y trece a
catorce años, en el deporte de polo acuático de la EIDE, y llegó a la conclusión
de que el temperamento predominante fue el sanguíneo. Utilizó el test de
Eysenck y el M. Fuentes y J. Román. (2)
En los trabajos consultados, los
autores, como línea general, recomiendan a los entrenadores tener en cuenta
estos datos, a fin de que profundicen en el estudio de sus casos, pues todos
los argumentos presentados han permitido demostrar la importancia de orientar
las tareas deportivas según las particularidades del temperamento de los
atletas. Además, se debe enfatizar en el hecho de que, para facilitar el logro
de una alta maestría deportiva, es necesario observar el tipo de actividad
nerviosa superior.
En el mundo actual muchos entrenadores
consideran estos criterios para la elaboración del plan de entrenamiento
individual del deportista, porque con ellos los esfuerzos que se desplieguen
pueden contribuir a superar las barreras internas y externas que tienen lugar
en el proceso de la lucha deportiva.
Los logros alcanzados han permitido
que el especialista pueda estudiar los rasgos y reacciones conductuales del
individuo en determinadas situaciones, en qué medida influyen en el desarrollo
de sus capacidades físicas e intelectuales, y cómo contribuir a la orientación
de ese fin.
El móvil de la generalidad de esas
investigaciones, sin duda, ha tenido un denominador común, el cual es también
el eje de este trabajo: la medición y el control de los procesos internos que
tienen que ver con el rendimiento de los deportistas en las competencias.
Pero si bien es cierto que el progreso
vertiginoso de la ciencia y la tecnología ha dado paso a estos logros sustanciales,
entendidos afirman que aún falta mucho por andar, pues específicamente en la
rama de la Metrología
deportiva, aunque ya se cuenta con importantes y sofisticados métodos y medios
para medir, normar y controlar el estado y conducta de los deportistas en
función del mejoramiento de los mismos, todavía no son suficientes las técnicas
que revelen, con la mayor objetividad, exactitud e integralidad, los móviles
internos de la actividad del atleta, y en especial, aquellas que diagnostiquen
las peculiaridades del funcionamiento psicodinámico de los deportistas, que
favorecen el desarrollo exitoso de sus actuaciones técnico-tácticas; cuestiones
medulares en este contexto.
Salta a la vista cuán importante es
que el entrenador pueda adentrarse en esta temática con objetividad científica,
ya que obtendría como resultado la posibilidad de conducir con más efectividad
las acciones del atleta de acuerdo con su especialidad deportiva.
Pero resulta que, con independencia de
sus conocimientos y experiencias, se enfrenta a determinadas dificultades, por
ejemplo a las cualidades psicodinámicas del atleta, que no son fáciles de
distinguir a simple vista, y a la ausencia de un medio auxiliar que
diagnostique el funcionamiento temperamental del deportista y permita una mejor
calidad en el desempeño del mismo.
De acuerdo con lo señalado, vale
destacar que lo desarrollado en cuanto a las técnicas para el diagnóstico del
funcionamiento psicodinámico del atleta se limita, según lo que conocemos, a
un tipo de interpretación después de ser observado el comportamiento del
deportista por el entrenador y a la valoración del deportista de su propia
conducta. Estos medios, a nuestro juicio, son incapaces de emitir, con todo el
rigor y la exactitud necesaria, los pronósticos sobre el comportamiento futuro
del atleta, como lo están demandando las exigencias deportivas contemporáneas.
Para poder dar un paso superior en el
sentido de satisfacer las necesidades planteadas, estimamos imprescindible que
se lleve a cabo, en el medio deportivo, un estilo de medición con un diapasón
que permita extraer una información más amplia, objetiva, precisa, y, por
consiguiente, más confiable que las existentes y, lo más importante, que
posibilite resolver las limitaciones que se presentan para:
• Determinar un modelo más efectivo de deportista.
• Perfeccionar la selección de posibles talentos.
• Recomendar la especialidad deportiva más adecuada.
• Pronosticar, controlar y regular el comportamiento técnico-táctico
con una mayor objetividad.
• Elaborar indicaciones psicopedagógicas,
psicoterapéuticas, técnico-tácticas y/o metodológicas, dirigidas a mejorar la
conducta temperamental del deportista, en caso necesario.
Claro está, esto conlleva a desarrollar una nueva visión
de tipo integradora y sistémica en cuanto a la construcción y el empleo de
técnicas de diagnóstico que, en principio, contribuya a dar solución al
problema planteado.
El estudio y la experiencia en esta
actividad nos han permitido detectar y delimitar la operatividad del
temperamento en función del deportista, y consideramos que los componentes de
la personalidad son los que, por su naturaleza, pueden informar con gran
efectividad, nitidez y perspectiva la conducta técnico-táctica de este en su
desempeño deportivo.
Todas estas razones llevaron a Fuentes
Parra a la creación de un sistema de
medición de las peculiaridades psicodinámicas del individuo, el cual permite
diagnosticar sus manifestaciones con gran exactitud y, al mismo tiempo, establecer un pronóstico de
ese comportamiento que contribuya al perfeccionamiento del trabajo del
deportista.
Los anteriores argumentos son el
resultado del estudio de la autora durante apróximadamente dos décadas en esta
temática, que se ha materializado en la Metodología para la Determinación de la Idoneidad Temperamental
(MEDITEM). Esta metodología tiene como uno de los principales instrumentos para
el diagnóstico al IDETEM-1, a través del cual es
posible hacer una caracterización detallada de la tendencia temperamental de
cualquier persona.
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13. Viatkin, B. A. La importancia
del temperamento en la actividad deportiva.
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